El nudismo se entiende como la práctica de actividades por un grupo de personas que se encuentran desnudos. La mayoría de estas actividades se suelen realizar en público. Los partidarios de estas prácticas (naturistas) lo entienden como una forma de vida en la que la práctica del desnudo común sirve para estar en armonía con la naturaleza y aumenta el respeto hacia uno mismo y hacia los demás.

En los 60, con la liberación sexual y la mayor concienciación con la naturaleza, esta práctica se empezó a extender rápidamente y era habitual encontrar comunidades seguidoras de este tipo de filosofía y se habilitaban zonas en las playas para su práctica.

La playa de La Mar Bella en Barcelona, La Picordia en Arenys de Mar,  la Playa de Poniente, en Premià de Mar y Roses y Els Balmins en Sitges, son algunos ejemplos.

A pesar de que actualmente su aceptación es algo totalmente asumido, parece que el nudismo se ha convertido en una práctica que no atrae a la juventud actual. Si nos damos una vuelta por campings o playas nudistas, es más frecuente ver barrigas y pechos vencidos por la fuerza de la gravedad que cuerpos jóvenes y esbeltos. Parece que se han convertido en resorts de la tercera edad. Incluso en las piscinas o en las playas la mayoría de las mujeres que practican topless  suelen pasar de la treintena.

Las organizaciones y asociaciones naturistas son conscientes de este asunto y están muy preocupadas por este tema ya que opinan que de seguir así, esta forma de vida podría desaparecer. Es por lo que una de sus prioridades es la captación de “sangre fresca”, nuevos y jóvenes seguidores que se adhieran a su causa.

Sin embargo, la juventud actual tiene otras preocupaciones y prefiere utilizar el nudismo como una forma de protesta y reivindicación, más que como una filosofía de vida. Son conocidas las campañas organizadas por grupos ecologistas para salvar animales o contra su tortura y también es habitual ver a ciclistas que se pasean desnudos para reivindicar mejores condiciones para la práctica y el uso de la bicicleta en las ciudades.

La Generalitat de Catalunya se ha propuesto acabar con la prostitución. Mejor dicho, se ha propuesto ocultarla.

Con este fin han decidido que van a poner a los Mossos de Escuadra a multar en las carreteras a quien esté desempeñando esta actividad. Esto será después de que aprueben la Ley de Simplificación y Mejora de la Regulación.

Parece ser que el ejecutivo catalán está dándole vueltas a la ley que regula el tema de las carreteras en Cataluña. Dentro de ese marco es donde van a encajar el asunto de las multas tanto a clientes como a prostitutas que estén ejerciendo la prostitución en las carreteras catalanas.

Dice el Sr. Consejero de Interior, D. Felip Puig, que, antes de multar a nadie, ha empezado a mantener unos contactos y reuniones con entidades sociales y con ayuntamientos para tratar el asunto. Pero parece ser que, desde el pasado miércoles 24 de julio, ya hay luz verde la creación de un fichero de datos de carácter personal con el fin de que se puedan tramitar las denuncias y sus correspondientes expedientes sancionadores.

Lo que ocurre es que hay carreteras que dependen directamente de la Generalitat y otras que son de titularidad estatal. En las primeras, las denuncias habrían de ser tramitadas por el Servicio Catalán de Tráfico (SCT), mientras que en las carreteras estatales, el encargado de la tramitación de la sanción tendría que ser la Delegación del Gobierno en Cataluña.

En cualquier caso, el gobierno catalán no quiere quedarse ahí. Por lo visto, tiene previsto reclamar al gobierno del estado y al Congreso de los Diputados una reforma del Código Penal con respecto a este tema. Esta reforma consistiría en que el ejercicio de la prostitución quede contemplado como infracción penal dentro del propio Código Penal.

Veremos cómo va evolucionando el asunto.