Davecat vive en pareja desde el año 2000 con Sidore. Esta afirmación no tendría nada de extraño ni inusual, excepto por un pequeño detalle. La joven mujer en cuestión no es orgánica sino sintética: es una muñeca. Lejos de limitarse a utilizarla como objeto sexual, este hombre de 40 años la convirtió en su compañera de vida. Para Gislaine Duboc, psicoterapeuta, este comportamiento extremo es sintomático del modo en el que se percibe la sexualidad en nuestra sociedad.
Este hombre vive una relación afectiva y amorosa con una muñeca de forma humana. Davecat no tiene nada de Pygmalion ya que no hay nada que haya que descubrir o pulir de esta materia inerte. Es más bien Gepetto, que le da vida a su Pinocho particular, excepto que en este caso se trata de una mujer… Está más bien en lo podría llamarse el entorno de la omnipotencia. La muñeca está consagrada, divinizada, humanizada, en tanto en cuanto a Davecat le aporta estímulos que habitualmente vendrían de un ser humano. Por lo tanto, está humanizad en función de lo que aporta. Lamartine se preguntaba: «¿los objetos inanimados tienen alma?» La respuesta es sí. Los objetos tienen la fuerza y el poder que se les consagra. La muñeca es investida por su propietario, que incluso le creó una cuenta Twitter y un Tumblr. Realmente es una parte de él que sacó al exterior. Es una sexualidad infantil actualizada a un ser adulto. Está jugando siempre a las muñecas. Esta relación delirante sirve para evitar un desagradable encuentro con la frustración, protege de la soledad, protege del desconocido: «Puedo vivir solo, puedo colmarme y sé gozar a solas» El súmmum de la independencia!