Nada escapa de la crisis. La realidad de la depresión económica hace que nuestra sociedad se vea envuelta en un profundo espiral de destrucción en el que cada ámbito de nuestra vida parece verse afectado de una manera u otra. Por supuesto, los dramas sociales que contemplamos, desde fuera o desde dentro, son los que mayores daños producen. Pero la crisis no tiene bastante con eso y quiere, además, insertarse dentro de lo más esencial del individuo, dentro de su propia sexualidad para, también condicionarla de alguna manera.
Continue reading